- No
quiero.
- ¿Cómo?
- Que
no quiero, no quiero hacer esto.
- Es
que tú no tienes que hacer nada.
- Sí,
sí tengo, y no quiero hacerlo.
- Lo
hemos hablado miles de veces, ésta decisión ya está tomada.
- No,
no…
- A
ver ¿Qué pasa ahora?
- ¿En
serio me lo preguntas?
- Estamos
en el siglo XXI, por el amor de Dios.
- Me
da igual.
- Bueno,
pues a mi no, hemos hablado mucho de esto, pensaba que los dos estábamos de
acuerdo.
- Pues
ya no lo tengo tan claro.
- No
puedes estar cambiando de opinión cada dos por tres.
- Pero
es que no estamos hablando de comprarse un coche. Esto es algo mucho más
importante.
- Precisamente,
nos cambiará la vida.
- ¿Y
tu no quieres que cambie?
- A
mi me gusta nuestra vida.
- Y
a mi también, a mi también mi amor, pero piénsalo.
- Lo
he pensado.
- ¿Seguro?
- Muchas
veces.
- ¿Las
suficientes?
- Sí.
- No
sé, pues yo no, yo no. Lo siento
- ¿A
qué viene esto ahora?
- ¿Qué
quieres decir?
- ¿Es
por tu madre?
- ¿Mi
madre?
- Tu
madre te ha estado comiendo la cabeza, está claro.
- Esto
no tiene nada que ver con mi madre.
- Por
favor…
- Lo
digo en serio, esto es cosa mía.
- No,
esto es cosa NUESTRA.
- No
puedo evitar imaginármelo en mis brazos.
- ¿El
qué?
- Pues
a él, o a ella, qué se yo…
- No
hay “él” o “ella”, no hay nada.
- Como
puedes decir algo así…
- Esto
no estaba planeado.
- No,
es verdad.
- Por
suerte, estamos a tiempo.
- Creo
que ya es muy tarde.
- No,
sabes que hay tiempo.
- Pues
precisamente, podríamos pensarlo un poco más.
- No
hay nada que pensar.
- Creo
que no le hemos dedicado todo el tiempo que se merece.
- ¿Cuánto
tiempo necesitas?
- El
que haga falta.
- Sólo
nos queda un mes, después será imposible.
- Veo
que te has informado muy bien.
- Por
supuesto, no es ningún juego…¿Qué pasa?
- Me
molesta
- ¿El
qué?
- Que
te hayas estado informando sin contar conmigo.
- Cuento
contigo, ya te he dicho que pensaba que estabas de acuerdo.
- No
mientas, sabes que nunca he estado de acuerdo con esto.
- Yo
no miento.
- Pues
entonces niegas la realidad, miras para otro lado, prefieres no saber lo que
pienso para sentirte menos culpable.
- No
soy yo quien no tiene claro lo que quiere hacer. En todo caso tú me mentiste a
mi.
- Sólo
dije lo que pensaba que a ti te haría más feliz.
- ¿Entonces
no quieres hacerlo?
- No,
ya te lo he dicho.
- Pues
tenemos un problema.
- Pues
sí.
- Pues
de puta madre. Cojonudo, cojonudo…
- No
te enfades.
- ¿Cómo
no me voy a enfadar?
- Por
favor no te enfades conmigo.
- Bueno…
- Dame
un beso anda.
- Eres
increíble. En serio.
- ¿Se
puede saber a que viene esto ahora?
- ¿Cómo?
- Que
a que viene toda esta mierda, toda esta hostilidad, esta negación.
- No
me hables así.
- ¡Esto
es algo bonito, es algo de los dos!
- Ya
lo sé.
- ¿Y
entonces?
- ¿Qué?
- ¿Por
qué no?
- Te
lo he dicho, no quiero que nuestra vida cambie.
- ¿Tienes
miedo de las responsabilidades?
- No
digas tonterías
- No
es ninguna tontería.
- Sí
lo es, es una gilipollez lo que estás diciendo.
- ¿Entonces
por qué?
- Por
que no.
- ¿Es
que ya no me quieres?
- ¿Pero
que estás diciendo? Claro que te quiero.
- No
mires hacia otro lado.
- ¿Qué?
- ¡Que
no mires hacia otro lado cuando me digas que me quieres!
- Esto
es absurdo.
- ¿Absurdo?
¡Quieres acabar con la vida de nuestro hijo y…
- No
lo llames así
- ¿Que
no lo llame como?
- Nuestro
hijo.
- ¿Y
qué te molesta más? ¿Lo de HIJO, o lo de NUESTRO?
- No
empieces…
- ¡Es
que parece que no te guste compartir esto conmigo!
- No
llores.
- No
estoy llorando…
- No
llores, te lo pido por favor.
- ¿Y
que quieres que haga? Es lo que me sale.
- Relájate.
- No,
no puedo relajarme…¡NO PUEDO RELAJARME!
- No
grites.
- ¡Deja
de decirme lo que tengo que hacer! ¡Llevas toda nuestra relación, desde que
empezó toda esta mierda, diciéndome lo que tengo que hacer! ¡Me cansa! ¿Lo
entiendes? ¡ME HARTA!
- Basta.
- ¡Pero
mírame a los ojos! ¿Qué pasa? ¿Ya no me quieres? ¿No quieres compartir esto
conmigo porque ya no me amas? ¿Es eso?
- No
tiene nada que ver con eso.
- ¡ENTONCES
DIME DE UNA VEZ QUE PASA!
- Deja
eso, no te alteres, deja eso donde está.
- ¿Ya
no puedo romper cosas ni en mi propia casa? ¿También me lo vas a prohibir?
¡Pues mira! ¡Mira como me cargo lo que me da la gana! ¿Qué vas a hacer?
- No
voy a hacer nada. No me chilles.
- Mírame..mírame
a los ojos. ¡Espera un segundo! Mírame…
- Ya
te estoy mirando, ya te miro.
- Dime,
dime por qué no, dímelo.
- Déjalo…
- ¡NO!
¡MÍRAME! Dímelo…
- ¡Que
lo dejes!
- ¡No,
no te levantes, no te vayas, siéntate! ¿Te da miedo? ¿Te da miedo aceptar que
tu vida va a cambiar? ¿Qué va a estar ligada a la mía? No puedes soportar el
hecho de madurar, de crecer de una vez…Eso es lo que pasa, la cobardía, como
siempre. ¡Durante nueve años aguantando tu cobardía! ¡NUEVE LARGOS AÑOS
AGUANTANDO ESTO!
- ¡CALLATE
DE UNA VEZ! ¡CALLATE!
- …
- ¿¡Ahora
te callas!? ¡Ahora sí te callas! ¿Quieres saber porqué? ¿¡De verdad quieres
saber porqué?!
- …
- ¡Todo
esto hubiera sido más fácil si me
hubieras hecho caso desde el principio! ¡Nada de todo esto habría pasado! Pero
no…¡Claro que no!
- ¡YO
NO TENGO PORQUÉ HACER LO QUE TU ME DIGAS! ¿QUIÉN TE CREES QUE ERES? ¡SI ESTÁS
PENSANDO POR UN MOMENTO QUE…!
- ¡QUE
NO ES TUYO JODER!
- …
- Que
el hijo no es tuyo Luis, que no lo es...
- …
- ...
- …
- No
llores…no llores…te lo pido por favor.